Historia

Notas sobre las historia de Redueña

Redueña es un pequeño pueblo de la Comunidad de Madrid, situado en la Sierra Norte, concretamente en el Valle Medio del Jarama. La campiña ocupa la mayor parte del territorio y se corresponde con las llanuras de transición de las vegas del Jarama, junto a Torrelaguna y Torremocha de Jarama.

Se han encontrado restos arqueológicos que nos hablan de una ocupación muy antigua y continuada del territorio desde el Paleolítico Inferior. Esos yacimientos se encuentran en su mayoría en los márgenes del arroyo de Santa Lucía, que en el pasado debió de ser un lugar idóneo para el asentamiento. Posee igualmente yacimientos de la Edad del Hierro, como el de Santa Lucía o el Alto de los Pezuelos.

Redueña en el siglo II A.C. formaba parte de la división en provincias establecidas por los romanos, dependiendo junto a las demás villas cercanas del núcleo romano de Uceda. Se han encontrado en el municipio restos de lo que pudiera ser una calzada y recientemente, fragmentos de terra sigilata y una pesa de telar marcada con un aspa. También hay noticias sobre la existencia de una fíbula (aguja, pasador) según informantes locales.

En época musulmana, Redueña forma parte de una nueva entidad sociopolítica, Al Andalus. Se estableció en la zona la Marca Media, que servía de frontera entre la zona musulmana y la cristiana. Según recientes estudios en la Iglesia, parece que la Torre fue en origen una torre vigía, que servía de apoyo a las cercanas atalayas de Torrelaguna, El Vellón y Venturada.

Alfonso VI en 1085 recupera Toledo para los cristianos, y se queda con Uceda y sus aldeas, entre las que se encuentra Redueña, aunque poco después se las cede a su hija doña Urraca.

Con el paso del tiempo, las aldeas se van independizando de Uceda, Torrelaguna lo hizo en 1390, Redueña en 1575, pasando a ser villazgo de la Corona de Castilla. Felipe II, dadas sus necesidades económicas, vende el municipio al Licenciado Melchor Durango. Los vecinos, que no estaban de acuerdo recurrieron al derecho de tanteo para recuperarlo, cosa que consiguen a cambio de endeudarse con varios préstamos. El pago de esa deuda llegó a tal extremo que en 1627 tuvieron que venderse a sí mismos, en este caso a Don Baltasar Gilimón de la Mota, presidente del Consejo Supremo de Castilla. Este hecho se haya reflejado en una partida de bautismo conservada en el archivo de la Iglesia.

La propiedad fue pasando hereditariamente hasta llegar en el siglo XVII a manos de Juan Solórzano de Palencia, marido de doña Petronila Gilimón de la Mota. Los vecinos, hartos de los abusos del “dueño” presentan demanda de nulidad de venta, lo cual consiguen en 1739, recuperando de nuevo y para siempre el privilegio de villazgo.

El siglo XIX prácticamente se inicia con la guerra de la Independencia frente a la invasión de Napoleón. Los pueblos de la zona tuvieron que contribuir al alojamiento y manutención de las tropas francesas. El cura de Redueña tuvo que huir, y las campanas de la iglesia fueron fundidas para fabricar cañones.

Redueña en éste siglo forma parte de la provincia de Madrid, aunque en lo religioso sigue dependiendo de la Diócesis de Toledo. En 1833 Javier de Burgos realizó la actual división en provincias vigente hasta nuestros días, naciendo con ella la actual provincia de Madrid.

La actividad básica en Redueña siguió siendo la agricultura, manteniendo a su vez ganado lanar y vacuno, junto a la cría de conejos, liebres y perdices. Otra ocupación a destacar fue la explotación de canteras de piedra de caliza de la zona o “piedra de Redueña”. Hay constancia de su actividad desde época romana, como demuestra su uso en el puente romano de Talamanca del Jarama. Posteriormente se usó para la construcción de edificios en la Corte madrileña. Podemos citar la fuente de Apolo, la de Cibeles, la de la Alcachofa…y algunas iglesias como San Ginés y San Nicolás de los Servitas. También se construyeron iglesias y basílicas en la zona, como en Soto del Real, Guadalix de la Sierra, Torrelaguna, etc. Además su uso para la industria queda reflejado en la presa del Pontón de la Oliva.

En 1851 se habían iniciado las obras de construcción del Canal de Isabel II, que instaló sus oficinas en el vecino pueblo de Torrelaguna, pasando el llamado “Canal Alto” por el término municipal de Redueña.

En el siglo XX el acontecimiento más importante fue la Guerra Civil. Redueña quedó en “zona roja”, ya que era muy importante proteger el suministro de agua a la capital. Las tropas que estuvieron en el pueblo se alojaron en la iglesia. Al término de la contienda se había producido su saqueo

Qué ver en Redueña

Como patrimonio a visitar Redueña posee una magnífica iglesia, la de San Pedro Advíncula, de estilo renacentista y barroco sobre restos musulmanes. El Potro de Herrar, restaurado recientemente, seña de identidad de la tradición ganadera del pueblo. La Cruz Gótica situada en el cementerio, con los elementos característicos de la Orden franciscana, asentada desde antiguo por la zona. En un paseo por el pueblo encontramos varias cruces más que nos remiten a la celebración del Vía Crucis.

En cuanto a recursos naturales, Redueña está atravesada  por el Canal Alto de Isabel II, dejando a su paso las instalaciones del “Filtro Verde”, una estación de depuración de aguas residuales, inaugurada en 1986 y de gran valor educativo. Un poco más adelante existe un área recreativa destinada al ocio y disfrute de la naturaleza.

El municipio posee una amplia zona de campiña, de gran riqueza natural y paisajística, con presencia de especies como jinetas, jabalíes, corzos… así como la Dehesa Boyal, con jaras, enebros, fresnos, robles y encinas.

Un recurso muy interesante es la ruta conocida como “Senda para todos”, creada en 2002 y adaptada para invidentes y discapacitados motrices. Recorre un trozo de monte mediterráneo y cuenta con varios paneles de interpretación del medio rural. Y además de ésta, hay otras rutas indicadas en un panel informativo situado en la plaza del ayuntamiento que animan al visitante a conocer otros rincones de Redueña.

En cuanto a fiestas y tradiciones, se mantiene con fuerza la fiesta de Santa Lucía, el 13 de diciembre, patrona del municipio. Se lleva a cabo una luminaria y se reparte limonada y chocolate para todos. O la fiesta del Cristo de la Luz, el 14 de septiembre, con verbenas y toros.

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